A nadie le amarga un dulce
El sabor dulce, es el primer sabor que experimentamos al nacer a través de la leche materna, es el sabor que nos relaja y nos nutre y debe estar presente diariamente en cada uno de nuestros platos, pero no debemos confundir el sabor dulce con el azúcar y otras sustancias que prometen el mismo dulzor que ésta, sin el aporte excesivo de calorías.
La naturaleza nos ofrece ingredientes naturales como verduras, frutas, cereales integrales y legumbres que podemos transformar con diferentes estilos culinarios para potenciar su sabor, aportándonos esa sensación de saciedad y nutrición que el dulce nos hace sentir.
La industria alimentaria se ha encargado de borrar poco a poco la memoria del dulzor natural y para que nuestro paladar lo pueda reconocer necesitamos que se presente de forma intensa. Preparados infantiles, panes industriales, conservas, embutidos, sólo debemos leer atentamente las etiquetas para darnos cuenta, que resulta difícil optar por una dieta libre de azucares artificiales, si comemos alimentos manufacturados.
El azúcar refinado al ser consumido, pasa rápidamente al torrente sanguíneo, provocando un shock en el estómago y páncreas, es cierto que podemos sentir que nos trasmite mucha energía pero desafortunadamente es adictiva. Crea una condición ácida en nuestro organismo favoreciendo el desarrollo de una larga lista de enfermedades, como pérdida de masa ósea, obesidad, diabetes, hipoglucemia, presión arterial alta, cáncer, herpes, infecciones por hongos, pérdida de memoria, nerviosismo, timidez.
Para satisfacer la necesidad de dulce lo mejor es llevar una dieta equilibrada, basada en alimentos naturales e integrales que masticaremos minuciosamente para extraer al máximo su sabor, de esta manera los antojos de dulce irán desapareciendo.
Los cereales integrales, carbohidratos complejos, cocinados de forma lenta, bien masticados y ensalivados nos aportan azúcares (glúcidos) saludables para nuestro organismo, al igual que gran variedad de verdura y fruta como las calabazas, zanahorias, cebollas, coliflores, brócolis, batatas, manzanas, peras… en las que los azúcares presentes están equilibrados con minerales apropiados.
Debemos regular también, el consumo de alimentos como carnes, quesos y algunos pescados que por su alto contenido proteico nos harán sentir más necesidad de dulce, lo miso ocurre si usamos demás alimentos muy salados como el miso, salsa de soja y encurtidos de larga duración.
Para nuestros postres podemos utilizar endulzantes naturales, como las melazas o sirope de cereales, amasake, producto obtenido de la fermentación de algunos cereales como el arroz o el mijo además de frutas y sus concentrados.
Los antojos pueden ser causados por un exceso de acidez, lo cual resulta en ocasiones de una vida sedentaria, comer deprisa, comer demasiado o por un exceso de proteínas o alimentos refinados.
Al principio puede resultar complicado, recordemos que el azúcar es adictiva, así podemos experimentar mal humor, dolor de cabeza, nerviosismo pero seguro que después de un tiempo, nos sentiremos más libres y nuestra salud mejorará y por supuesto podemos seguir disfrutando de postres sanos y nutritivos.